Erre que erre

«La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados»
 

Groucho Marx

Esta célebre frase de Groucho Marx sigue por desgracia teniendo vigencia hoy en día. Esperpéntico. Encuentros fugaces, ordenes de detención desactivadas, controles en las aduanas, bromas con los maleteros, gobernantes llenándose la boca de honestidad, honestidad brutal diría yo. Con porras de por medio si hace falta. Cada cual haciendo un discurso, una interpretación de los acontecimientos partidista, usando los problemas para su beneficio propio. Los últimos, como siempre, son los ciudadanos. Se les pilla con las manos en la masa y siguen impasibles, aquí no dimite nadie. Es como una escena de una serie americana donde el hermano mayor le dice al pequeño que si hace algo mal, rompe algo o lo que sea,  que nunca lo reconozca delante de los padres. Que lo niegue todo, sin titubeos.

– Niega, niega y niega. Por ese orden. Le aconsejaba el hermano mayor al pequeño.

 

Parece ser que ese capítulo lo vio toda la clase política del país. Lo de reconocer errores, graves en muchos casos, dimitir y dejar paso a alguien más honesto, o cuanto menos, más capacitado para el puesto, no entra dentro de los planes de un político. Rara vez ocurre eso. Sólo en casos aislados de dignidad en la derrota. Normalmente se aferran a sus asientos como garrapatas. Una vez se han dejado seducir por el reverso tenebroso del poder y de la opulencia. Porque una cosa lleva a la otra.  No entra en sus planes renegar de todo aquello.

Me imagino a M.Rajoy,  haciendo su marcha matinal, caminando a toda prisa. Mirando al horizonte, siempre al horizonte, sin distraerse en otras cosas. Como un tren a toda máquina. Sabiendo quién es, a qué se dedica y qué ocurre a su alrededor. Haciendo de Robin Hood, pero al revés. Y sigue y sigue… Desde luego, hay que estar hecho de otra pasta.

O a Puigdemont, explicando lo inexplicable, lo inenarrable. Pasándose por el forro lo que digan unos y otros, los de aquí y los de allá. Erre que erre, como Paco Martínez Soria en la película que reza la misma expresión «Don erre que erre». Para la gente de cierta edad, no hace falta que les explique los paralelismos que tiene esta película con lo que estamos viviendo estos días. A los más jóvenes, les emplazo a que le echen una ojeada a esta escena. Don erre que erre discute con el banquero de su entidad financiera por un problema de competencias. Podéis leer la sinopsis de la película aquí.

Como diría el replicante rubio de Blade Runner; Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. Atacar naves en llamas más allá de Orión, democracias directas brillar en la oscuridad cerca de la puerta de  Tannhäuser…   Suiza es un buen ejemplo. Hacen cosas de pura lógica, que en la mayoría de los casos decide el pueblo, no los políticos, algo que se nos niega aquí en España. Es poder y no querer. El mundo al revés. Es como el día de la marmota. Que no tiene fin. La diferencia es que el personaje que interpreta Bill Murray con el tiempo cambia, para bien, enmienda sus errores. En la vida real no.

Cambalache, al igual que la cita de Groucho Marx, sigue vigente.

pd. Veo que me he pasado poniendo citas y referencias musicales, literarias y cinematográficas. Pero se me entiende, ¿no?

2 comentarios en “Erre que erre

  1. Se te entendió perfectamente, Cambalache es el tema preferido de mi padre él dice que sigue siendo actual y aplicándose al presente, lo que cuentas se parece tanto a la realidad que vivo en mi país, igualito igualito. Me quedo con tu frase: «Haciendo de Robin Hood, pero al revés. Y sigue y sigue» aquí lo mismo y pretende echar no solo las culpas a la gestión anterior de sus recetas neoliberales apoyadas por el FMI sino al propio pueblo, diciendo que tanto consumo los «obliga» a hacer ajustes (que ellos no aplican a su costos estilo de vida) Y la cosa no tiene miras de mejorar :-/ en fin, saludos Burdon, excelente entrada.

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  2. Pues sí, Cambalache es una radiografía de las miserias del hombre de ahora. Conocí la canción por Serrat hace muchos años. Lo del Robin Hood al revés es que es así, es muy frustrante, porque una inmensa mayoría de gente vota a esa persona que toma luego su dinero y se lo sirve en bandeja a los bancos. Es horrible. Todo lo que me cuentas es un calco de lo que ocurre aquí. En fin, habrá que vivir con esto de por vida!

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