Llevo como algo más de una semana enfermo. Lo que parecía un simple resfriado se ha convertido en una señora gripe. Lo achacaba a que fui un día en moto sin taparme, sin abrigarme bien, y me atacó a la garganta. A día de hoy me sigue doliendo la garganta, tengo la cabeza embotada, mocos, dolores de cabeza intensos que vienen y van, sudores, cansancio general, ojos llorosos y lo que peor llevo, una tos perruna que se acentúa por las noches como en la vida la había sufrido.

Hoy no he salido a la calle porque no me encuentro lo suficientemente fuerte. Ayer tampoco. El anterior salí creyendo que ya estaba mejor. Me pegué una pateada por la ciudad, para acabar disfrutando del paseo por la playa. Genial, aire fresco. Fatal, al llegar a casa empezó a taladrarme la cabeza una vez más sin venir a cuento.

Mientras me cuidan a base de sopitas, me acuerdo de un brasileño con el que trabajé en mi primer trabajo en Suiza. Era la única persona que sabía hablar español, yo no hablaba ni papa de francés y ahí estaba, con un par. Me agarré como una lapa a ese brasileño que hablaba con un acentazo andaluz que tiraba pa atrás. Me contó luego que había estado viviendo tres años en Sevilla, que fue allí donde aprendió el español. ¿Y porqué me habla ahora el abuelo cebolleta este sobre ese brasileño andaluz? No es nada del otro mundo. Me explicó una graciosa anécdota que le pasó en Sevilla. Me contó que había cogido la gripe y que no podía ir a trabajar. Así que cogió el teléfono y se dispuso a llamar a su jefa para avisar de su ausencia en el trabajo.

• Hola jefa, que te tengo que contá una cosa.
• Pues tú dirá mi arma. Que er Betis perdió, eso ya lo sé. ¿Y?
• Que no, que e otra coza, ¿sabe?, que estoy, que estoy…
• ¿Me lo vá a decir o qué?
• Naaah… que estoy jashondo. (cachondo)
• ¿¿??

El brasileño se confundió. Quiso decir chungo, pero le salió que estaba cachondo. Cosas de estar aprendiendo idiomas.

Pues en esas estamos, que estoy jashondo, o chungo. Atrapado en casa como James Stewart en La Ventana Indiscreta, pero sin prismáticos. Quiero hacer cosas, que hacen unos días increíbles y no puedo. Si tuviera una guitarra a mano, si supiera tocarla claro, haría un blues. Ahí va uno de JJ Cale. Llama al doctor, creo que estoy enfermo.

Y otra de José González, más folkie, para tener paciencia y esperar a que todo esté bien.

Me consuela saber que como cantaba George Harrison, All things must pass. Todas las cosas deben pasar.