No hago otra cosa que pensar en ti

«No hago otra cosa que pensar en ti». Cantaba Joan Manuel Serrat.  Pensaba en alguien, ensimismado, intentando escribir una canción, pero las musas andaban distraídas.

Esto de perder la inspiración, es algo serio. Sin inspiración, ¿qué nos queda? ¿Porqué hacemos lo que hacemos? ¿para qué? Tener pasión por algo es básico. Hacer pasteles, escribir una canción, tocar la guitarra, practicar tu deporte favorito, labrar tu huerto, subir una montaña… o simplemente escribir, sobre todas y cada una de tus pasiones. Hoy, al igual que ayer, y antes de ayer, las musas han pasao de mi.

Hará ya como unos siete años, después de un concierto en Granollers de Raimundo Amador y Cathy Claret, andaba en el backstage con ellos. Raimundo me sacaba parecido con Carles Benavent, físicamente claro. Porque ni por el asomo se iba a referir a su talento. Raimundo, creo que sin pedírselo siquiera, y después de explicarme lo buenos que eran los rebujitos que se preparaba (bebida típica en andalucía), se afanó amablemente, sabiendo que era amigo de Cathy, a escribirme una dedicatoria en un flyer suyo. Me escribió algo así como;

Que las musas te acompañen

Mucha suerte Picapiedra con tu poesía.

Un abrazo,

Raimundo

Pues las musas andarán de vacaciones, como cantaba Serrat.

Añoro los años en los que todo eran inputs, entradas de información que descubría, disfrutaba y compartía explicándolas por aquí y por allá. Estas cosas pasan cuando tu vida tiene salsa, o la aderezas con una buena salsa de inspiración y locura, de lo imprevisible, de lo nuevo. Y me jode. Me jode como al compositor que tuvo sus años dorados, tocado por la inspiración, por el don de la locuacidad, y ya no. Los inputs me faltan. El electroencefalograma plano amenaza con quedarse y no me gusta.

De niño tenía una imaginación desbordante. Soñaba mucho, tanto de día como de noche. Tenía una particularidad. Podía escoger entre dos tipos de sueños. Los bonitos, ensoñaciones maravillosas, normalmente con final feliz, y luego estaban los raros, los enigmáticos tirando a terroríficos. Tan sólo debía dormir en una posición u otra, mirando hacia la ventana o hacia la pared. Curiosamente, antes de dejar todos esos sueños, mis preferidos eran los últimos, los raros y enigmáticos. Hasta que un día, dejé de soñar como lo hacia todas las noches. Rara vez he vuelto a tener un sueño más. Y si los he tenido, ni me acuerdo.

Uno de los sueños que más veces repetí, con diferentes finales. Era huir. Huir de los monstruos, las cosas malas o toda amenaza que pudiera rondarme. Miraba al cielo y agitaba bien fuerte mis brazos cual pajarillo. Necesitaba mi tiempo en echar a volar, pero con un poco de empeño, volaba. Y las vistas y todo lo que veía era fascinante. Lo nuevo, lo apasionante… era la gasolina, el rebujito, el motor y el sentido de mi vida.

Y eso es lo que anhelo ahora mismo, volar.

Sigo agitando los brazos.

 

 

7 comentarios en “No hago otra cosa que pensar en ti

  1. Tus últimas líneas son incisivas, «…Y las vistas y todo lo que veía era fascinante.»
    Quizás ahora ya no miramos las cosas con esa fascinación, pero aun con toda la carga de añoranza y anhelo que lleva tu post, consigues que uno se detenga un instante, a leerte y observar tu valentía mientras sigues agitando los brazos.
    Y quizás también, en esa nuestra selección de vistas fascinantes, tu texto sea nuevo e inspirador para otros, para aprender o para continuar volando.
    Me permito regalarte un texto que escribí hace algún tiempo y que lleva por título, Soñar o morir https://caminity.wordpress.com/2017/08/04/sonar-o-morir-2/

    Y por supuesto me suscribo a la dedicatoria de tu amigo Raimundo,
    «Que las musas te acompañen.»

    Un abrazo,

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  2. Gracias María. Entiendo que para soñar, lo que se dice soñar, no hay que forzarlo, hay que propiciar el momento, estar en el sitio o sitios adecuados para inspirarse y soñar con mil y un cosas. Me lo tomo con paciencia, pero sin perder la esperanza sí. Me gustó mucho tu escrito. Raimundo no es mi amigo, sino el amigo de una amiga. Pero si lo considero como un viejo conocido, de alguna manera, con el que muchas veces me he dejado llevar por su arte.

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  3. Fíjate David que es algo a lo que le estado dando vueltas últimamente, esa sequía de ideas que te acecha en cualquier esquina de la vida.

    De hecho he tenido una época larga de hallazgos continuos y ahora estoy en barbecho. Aproveché ese momento para escribir lo que ya es casi un libro de relatos, ahora simplemente espero. Eso si, con las orejas siempre tiesas y olisqueando cualquier oportunidad de cazar al vuelo una idea.

    La mayoría de las veces a las musas hay que esperarlas muy alerta y con suerte seducirlas.

    Siempre Hambrientos!!

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    1. Oh, pues ya estás haciendo más que yo. Me disperso bastante, y eso que dispongo ahora de más tiempo. Pero sí, es cuestión de estar alerta, y una vez las encuentras, no dejarlas ir hasta conseguir tu propósito.

      Un saludo hambriento!!

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  4. Es curioso que pudieras escoger tus sueños. Yo aún no he perdido del todo mi capacidad de recordarlos (no todos, ni cada noche), pero con bastante frecuencia recuerdo lo que me ocurre con los ojos cerrados.
    Cuánta razón tienes. Mejor no forzar, sino propiciar las condiciones para que fluya. Y siempre, tener algo donde escribir, que nunca se sabe cuándo te llega una idea.

    Un abrazo, compañero de letras.

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  5. A las musas como a todo en esta vida no hay que buscarlas. Ya se encargaran ellas de visitarte. Es algo que nos ha pasado a todos. Y no hay peor cosa que sentarte a escribir a sabiendas de que no tienes nada que decir porque sabes que hoy no es tu día.
    A mi me han surgido ideas en los lugares más variopintos, en el trabajo, en el coche inspirado por una canción, viendo una película…Entonces pillo el móvil y grabo de corrida aquello que ha pasado por la mente. Luego te das cuenta de que esa idea tan cojonuda que tuviste de repente , coño, no es tan buena o directamente es una mierda. Y vuelta a empezar. A veces pienso si más bien es falta de talento. Si, he escrito alguna cosa que no esta mal ¿y si ahí se quedó todo?
    Últimamente me sorprendo leyendo cosas que escribí hace varios años y pienso, ¡joder! esto está de puta madre. Y cosas recientes las veo más flojas, o tal vez sea que cada vez queremos ser mejores.
    Pero, vamos yo si me quiero inspirar, observo y recuerdo. No se Burdon, falta de inspiración, de talento o que cojones se, al final siempre fluye algo, como esta entrada que nos regalas. Ves, la falta de inspiración te ha inspirado.
    Un saludo e inspiración.

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    1. Hola Salva, me pasa justo lo mismo que a ti. Y supongo que no somos los únicos. Me suele pasar más en el tema de los posts. De repente te surge una idea, te apetece mucho desarrollarla, es la leche, pero no estás en el lugar adecuado, tienes que postergarlo para más adelante. Una vez lo escribes, o simplemente te pones a ello, ves que no es tan buena idea, casi, casi una mediocridad más. Y ahí es donde nacen los borradores que quedan ahí, como en el purgatorio.

      A veces he querido escribir algo, pero tenía que ser en ese momento, no dejarlo más de dos días, como me pasaba cuando estuve estos últimos meses en Mallorca. Muchas cosas nuevas que contar para que no se me pasen. Tantas cosas veía y me pasaban, que nunca me sentaba a escribir. Una vez pasadas las semanas, ya pierde su aliciente contarlo, al menos para mí.

      Estas y todas estas incertidumbres son las que nos ocurren con esto de ponerse a escribir en un papel o pantalla en blanco. Pero merece la pena.

      Un saludo y gracias por pasarte por aquí y decir la tuya.

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