Historia de los olivares

Se sabe que los romanos, además de implantar sus costumbres en la península Ibérica, de «romanizar» , por llamar de alguna manera a estos okupas del pasado, trajeron consigo la buena tradición del cultivo de olivos, ya sea para el consumo de su aceite, para los candiles, y múltiples beneficios asociados a sus frutos. Pero antes de ellos fueron los fenicios los que introdujeron los olivos en España, concentrándose actualmente en mayor cantidad en Jaén y Córdoba por ejemplo. Aunque a día de hoy, la mayor cantidad de ejemplares de olivos milenarios en el mundo se concentran en la provincia de Castellón y en Tarragona. Pueblos como La Jana, Canet lo roig, Traigera, La Sénia, Ulldecona… Pero si se remonta tiempo atrás, antes de los fenicios, se cree que los olivos vienen de Asia, de Siria, sísí, te lo digo en sirio, veinte siglos antes de la era Cristiana, que luego éstos introdujeron en Egipto, y de ahí a Grecia, Italia y todos los países de la cuenca Mediterránea.

Todo esto viene a que el olivo desde tiempo inmemorial, siempre ha estado ahí, incluso en tierras pobres o de secano, saca lo mejor de ellos, con unas propiedades inimaginables para la salud y la gastronomía, algo que por muchos años denostaron los países del norte argumentando que era mucho mejor el aceite de girasol o la mantequilla para cocinar. Nuestros vecinos del norte siempre señalaron los peligros que tiene de cocinar a ciertas temperaturas con aceite de oliva. Otra mentira maliciosa. ¿Tal vea sea porque en sus tierras no se dan las condiciones climáticas para el cultivo de olivos?

En el Matarraña existe desde hace 700 años, por lo menos, un cultivo, aunque pequeño en comparación a zonas como las de Andalucía, si que tiene una producción de aceite de una gran calidad, en este caso de la variedad Empeltre. Es un aceite con sabores atrufados, con un equilibrio ente el amargo, el picante y el dulce. Se introdujeron a base de injertos. Son difíciles de reproducirse si no es con los injertos de esquejes de otras ramas de olivares de esta variedad, también tardan más tiempo de la cuenta en empezar a dar sus frutos, pero una vez empieza, la cantidad de producción es constante y casi no necesita regarse, tiene una capacidad de supervivencia envidiable.

Sin embargo, en zonas del Bajo Aragón, como esta comarca que un servidor empieza a conocer bien, el Matarraña, tuvo un punto de inflexión en la vida de sus habitantes que prácticamente vivían únicamente de sus olivares y almendros. En febrero 1956 llegó, o llegaron más bien, una sucesión de heladas como no se habían visto antes, que estropearon las cosechas de los olivos y con ellos el sustento de sus gentes, algo que propició, el éxodo masivo y paulatino de aquellos habitantes de la comarca, y de otras comarcas limítrofes a las grandes ciudades en busca de un futuro mejor.

La industria y la cantidad de oportunidades se concentraban en ciudades como Barcelona, Tarragona, Castellón, Zaragoza… creció exponencialmente a mediados del siglo XX. Si a eso le sumamos que a mediados de los años setenta el tren que cruzaba la comarca y que conectaba con Tortosa, se desmanteló, dejando prácticamente aislados y tocados de muerte a los lugareños que aún aguantaban en los pueblos. Esta sucesión de calamidades, de alguna manera, esta comarca se paralizó en el tiempo, conservando un estilo de vida que gracias a su orografía, y su riqueza histórica, ya sea por sus pueblos, sus cultivos de olivos y su pinares con aires Mediterráneos estando a dos pasos del valle del Ebro, han acabado por convertir a la comarca en un lugar perfecto para la escapada rural, creciendo un nuevo modo de vida que intentan cuidar al máximo, el turismo.

Olivos milenarios.

Un comentario en “Historia de los olivares

  1. El desmantelamiento de las vías debería ser una actividad ilegal y penada bajo cadena perpetua (por no mencionar la otra opción) me fastidia que hagan esto y se pierdan tantos lugares, después los bobos de turno que hacen estas cosas se quejan de la sobrepoblación en las ciudades.
    Planteo la siguiente pregunta, ¿no será que sus vecinos del norte odian las aceitunas y por eso la mala publicidad?
    Gracias por estos aportes, estuvo muy interesante. Saludos 🙂

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