Descubriendo el centro de Francia (la ruta barata)

Todo el mundo que haya atravesado Francia en coche, sabe lo caros que son los peajes del país vecino, y no hablemos de los precios de la gasolina. Una ruina. Normalmente cuando viajaba a Suiza, o las últimas veces a Alemania viajaba por la Route du Soleil, la ruta que para ir al norte de Alemania pasa por el mismo centro de Lyon. La ruta que te sablea de mala manera tus bolsillos.

Esta vez, decidimos probar una nueva ruta y hacer noche en mitad del camino. Iríamos gran parte del viaje por autovías y carreteras nacionales. Primero por la A9, haciendo parada en Perpignan, la ciudad francesa más catalana de todas. Sus casas alternan colores vivos, naranjas, amarillas, coloradas. El día era tremendamente frío, pero soleado, increíblemente soleado. Desde el centro podían verse los Pirineos nevados. Qué sitio más espectacular para vivir, pegado al mar y a dos pasos de los Pirineos. Las calles, las tiendas, locales, paseos y monumentos son dignos para visitar.

Proseguimos nuestro camino por la A9, hasta llegar a un punto donde nos adentramos al interior de Francia, antes de llegar a Montpellier, otra de las grandes ciudades francesas del sur. Tomamos la A75, sin pagar un duro.  A pocos kms más allá, nos salimos de la autovía para visitar un lago (Salagou) que avistamos a lo lejos. El paisaje era magnífico. Unas colinas de formas caprichosas rodeaban el lago, que no es otra cosa que un pantano artificial. A las orillas del lago pueden verse los vestigios de un pueblo abandonado. El lugar y la luz eran increíbles, y más si están deshabitados.

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Lac de Salagou

Proseguimos nuestro camino, encantados con los paisajes que nos iba regalando en centro de Francia. Subiendo y bajando montañas una y otra vez. Hasta llegar a el puente de Millau. Es uno de los puentes más altos del mundo, con siete pilares que lo sustentan, con una altura máxima de 342 mts, una barbaridad. Al pasar el puente, o mejor dicho viaducto, paramos en el área de servicio que lleva el mismo nombre.

Increíble lo que tienen montado allí. Una especie de masía vieja reconvertida en un moderno museo donde explican cómo se construyó el viaducto. Se puede ver allí mismo una película con numerosos efectos audiovisuales y sonoros, una maqueta del puente y datos sobre el mismo. En una gran sala aparte tienen una tienda de merchandising del puente y de la región, un profundo valle con el pueblo de Millau en medio de él, uno de los puntos negros de Francia que comunicaban el sur con el norte del país, donde se generaban numerosas caravanas antes de la construcción de este monstruo de la ingeniería. Sólo por ver el  puente ya merece la pena hacer esta ruta. Más tarde cruzamos otro puente histórico, obra de Monsieur Eiffel (el de la torre Eiffel). Un viaducto que en su día fue el más largo del mundo. Otra genialidad para aquella época enteramente de hierro, como la torre. Se llama viaducto de Garabit e ilustra la foto de portada de esta entrada.

El escudo ArvernoLa sucesión de paisajes pintorescos con pueblos encaramados en las montañas o postrados en los valles era de lo más entretenido, hasta llegar a Clermont-Ferrand . Esto me recordó a el cómic de Astérix y Obélix y el Escudo Arverno, el capítulo donde llevaron a Abraracúrcix a Nemessos (antigua Clermont- Ferrand) para llevarlo a unas aguas termales para procurar su curación (de una de sus últimas ingestas de jabalí). Es precisamente esa zona donde trascurre este episodio de Astérix, Auvernia, donde comprobamos qué de bello es el corazón de Francia, sus montañas y planicies, su zona volcánica, que rodea Clermont- Ferrand. Todas estas vistas tienen un lugar único para poder ser admirada esta región, el Puy-de-Dome, una montaña donde puedes ver toda la ciudad, el valle y todos sus volcanes. bajo un manto verde.

Vulcania
El Puy-de-Dome al fondo.

Continuamos ya haciéndose de noche y con la pena de no poder disfrutar más de esta zona, hasta Vichy, la ciudad donde nos alojaríamos. El viaje fue largo debido a tantas paradas que hicimos de tantas cosas interesantes que íbamos encontrándonos.

Vichy es una localidad de unos 26.000 habitantes, conocida por sus manantiales, su agua embotellada llamada con el mismo nombre,Vichy, gasificada y con un punto salado, con muchos minerales. Creo que a este tipo de agua le llaman Celestins, pero no sé bien porqué. El  complejo de aguas termales es impresionante. Por lo visto durante  La Belle Époque, adquirió mucha fama y todos los ricos y la aristocracia acudían en busca de descanso y sanación gracias a sus aguas termales. Tanto los edificios como las calles estaban inusualmente cuidados, todo muy bonito. Se nota que hay pasta en la zona vaya. El alojamiento fue el mejor y al mejor precio de todos los que nos hemos hospedado. Por supuesto que volveremos por allá.

Al día siguiente, después de una visita rápida por la ciudad, un café y un croassant. Dejamos Vichy atrás, a ella y a sus 10 grados bajo cero. Seguimos nuestra marcha por carreteras perdidas, con pueblos perdidos, tremendo, que frío pero que bonito todo. Cansados de tanta carretera y de no avanzar como queríamos, tomamos la autopista que te lleva desde Dijon hasta Nancy, una de las ciudades más grandes del norte de Francia. Parada obligatoria también allá. ¡Qué iglesias góticas, qué gárgolas, qué plazas señoriales, cuanto francés en Francia! Maldecimos mil y una veces ir con el tiempo justo, y de resultarnos imposible pasear a -10º. Las tiendas parecían interesantísimas, el ambientillo también. Volveremos también, no sé cuando pero volveremos.

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Fuente congelada de la Plaza Stanislas, en Nancy.

El resto ya es historia. Atravesar Luxemburgo a la velocidad del rayo, repostar en sus macro gasolineras a precios tirados, cena para entrar en calor y, ¡Herzlich willkommen Deutschland!

 

 

 

Como siempre, dejo algunas de las fotillos que se me acumulan en la memória del móvil.

 

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Perpignan
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Vistas de los Pirineos desde Perpignan
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Lac de Salagou
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Lac de Salagou
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Lac de Salagou
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Maqueta del puente de Millau
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Fuentes del agua de Vichy
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Plaza Stanislas de Nancy
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Nancy
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Las gárgolas de Nancy
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La iglesia gótica de Nancy
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El puto congelador del norte de Europa

2 comentarios en “Descubriendo el centro de Francia (la ruta barata)

  1. Qué bonito país es Francia….espero puedan volver y pasear más :-). Saludos.
    Pd: Ásterix y Obélix son los mejores, el Druida era mi favorito y todas las trastadas que le hacían al Cesar….qué recuerdos.

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    1. Creo que me quiero releer este cómics, y otros tantos. Gosciny y Uderzo retrataban muchas veces cosas que pasaban en el presente a través de los héroes galos. Eran expertos en la sátira! aunque no lo pareciera. 🙂

      Espero poder parar por Francia de nuevo con mejor tiempo sí. 🙂

      Un saludito.

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