¿Porqué hay tantos españoles en Bélgica?

Este fin de semana pasado estuvimos de visita por Bélgica. Visita al país, se entiende. Con paradas a Brujas y a Bruselas. La primera es el destino clásico para los que quieren visitar una ciudad europea pintoresca y la segunda es el destino de comerciantes, políticos con más o menos crédito y destino perfecto para emigrar por varios factores que no vamos a explicar aquí porque esto es una simple entradilla.

El caso es que, en nuestra visita a estas dos conocidas ciudades, la primera muy flamenca y la segunda muy europea, vimos que recibe una cantidad de visitantes españoles cuanto menos, llamativa. Los podías encontrar por todos lados, mucho más que en Düsseldorf. Ya sé que nosotros eramos unos turistas españoles más sí, pero joder, llegaba a hacerse hasta aburrido ver a tanto español en tierras tan lejanas. Lo digo en serio;

¿Porqué hay tantos españoles en Bélgica?

Quejas y entradillas aparte, decir que Brujas nos encantó, por sus casas, sus cervecerías y sus innumerables cervezas, su chocolate, la presencia del cómic en el día a día de los belgas, algo de lo que se sienten muy orgullosos y rinden homenajes siempre que pueden. Estuvo muy interesante visitar la tienda de De Halve Maan  «La media Luna»  una fábrica de cerveza en el mismo centro de la localidad. Compré una botella de litro de  Straffe Hendrik pero tal vez es más conocida la Brugse Zot «los locos de Brujas».

En la entrada a la fábrica, en el suelo hay un cristal de metacrilato desde donde se puede ver las cañerías de casi 3 kms de longitud con los que distribuyen, o distribuían (no me ha quedado claro esto último) su cerveza a las cervecerías, directamente de la fábrica, sin tener que  transportarlo en camiones.  Un detalle para hacerse una idea de la cantidad de litros que se han debido consumir en las cervecerías de la ciudad.

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Se puede ver una tienda museo con merchandising de Tintin y todos los personajes de Hergé, y de Frankin con Spirou y Fantasio,  Marsupilami o Gaston el gafe o de Morris, el autor de Lucky Luke.

Entre lo anteriormente comentado y la de iglesias, torres, canales, jardines y pedazos de historia de la ciudad medieval, son motivo más que suficiente para atraer a turistas de todo el mundo.

Al caer la tarde pusimos pies en polvorosa, ojo a la expresión viejuna que acaba de soltar, para marcharnos a Bruselas, donde teníamos alojamiento para una noche cerca del centro. Después de instalarnos y soltar nuestras cosas, y de llevar todo el día pateando Brujas, nos lanzamos hacia el centro de la capital belga. Nos sorprendieron la catedral de la ciudad, enorme, llena de detalles, de estilo gótico. Pero perdimos la cuenta de la de edificios importantes que vimos y estatuas inmensas, jardines y demás atractivos que tiene la ciudad como las galerías de Saint Hubert , que precedieron a las famosas galerías acristaladas de Milán. En ellas además de tiendas y cafés, pueden encontrarse algunas de las mejores chocolaterías de la ciudad.

Pero después de callejear un poco más, llegamos a la impresionante plaza central de la ciudad, La Grand-Place, donde se encuentra el ayuntamiento, fíjate tú qué originales, y el palacio del Rey, donde realmente nunca vivió un Rey pero si lo usó uno en su momento y ahí quedó. El resto de esas fastuosas casas pertenecen a lo que antiguamente se entendía por sindicatos, sindicatos de todo tipo de gremios, del comercio, de las armas, de la marina… Impresionantes las fachadas, y más de noche iluminadas. La ciudad respiraba mucho ambiente, movimiento, había mucha gente pero se podía pasear.

Los restaurantes modernos y de toda la vida, los garitos con música en vivo, las cervecerías, las tiendas de cómics y de todo tipo de cosas interesantes. Después de un paseo express, encontramos un restaurante de comida típica belga, que aparte de los mejillones al vapor, no deja de ser distintos tipos de carnes con sus correspondientes salsas y patatas fritas. Todo rico eso sí, pero no parar romperse la cabeza. En eso que nos percatamos del acentillo sospechosamente español en  de una de las camareras. Empezamos a elucubrar si era española, peros sobre todo, a intentar discernir de qué parte de España era. Por su cara, sus rasgos, su piel blanca podría ser bien del sur, pero no de Andalucía, y de ninguna manera del norte. Aunque también podría ser del sur de Italia. Sólo me hacía falta escucharla hablar en nuestro idioma para salir de dudas. Le preguntamos en español  si podía hablarnos un poco más en castellano, porque  queríamos averiguar de donde era. La chica habló ya más sonriente al ver a unos paisanos y no me hizo falta escucharla mucho más. Era extremeña, concretamente de la provincia de Badajoz, y así se lo dije.

La chica emocionada se llevó la mano al pecho, sorprendida de que por una vez ubicaran de donde venía sólo por escucharla hablar. Todo un orgullo de para una extremeña con uno de los acentos más bonitos que te puedas encontrar. Después de las risas y las aclaraciones, y del toque de atención de uno de sus jefes, todo sea dicho de paso, nos contó un poco qué hacía por allá. Como muchos otros jóvenes; sacándose su máster, cuidando a un niño para pagarse el alojamiento y sacándose un dinero de camarera para poder sacar sus estudios adelante. Esto último contándolo con algo de pena y rabia sabiendo que las cosas por España, y más en una comunidad como Extremadura, no lo ponen fácil para poder formarse y encontrar una oportunidad laboral seria acorde con lo que has estudiado.

Después de la cena y de despedirnos de la chica extremeña nos lanzamos a seguir pateando el centro de la ciudad. Paco y Rosana nos llevaron a visitar una de las más famosas estatuas de la ciudad, el Manekken pis, el «pipi machen kid», como lo llamo yo. Una estatua de poco más de cincuenta centímetros haciendo pipi. Con sus correspondiente chorrito de agua claro.

Es sin duda uno de los símbolos más conocidos de la ciudad. El origen de su historia es variopinto. Lo robaron en varias ocasiones en el pasado, la última vez en 1960, pero lo recuperaron y fue noticia en todo el mundo. Varios siglos antes, lo robaron los soldados enemigos para arrebatarles una de las cosas más apreciadas de los bruselenses. Tiene una réplica en femenino, que visitamos después en una de las calles más concurridas en la noche de la ciudad, jóvenes ebrios en pocas palabras, La Jeanneke Pis, «la niña que orina, esculpida en 1987, con la idea de divertir a los visitantes. Pero nuestro niño meón tiene una curiosidad más. En ocasiones, distintos gremios, honran a la estatua vistiéndolo con un traje de su profesión, o distintos mandatarios o países, hacen lo mismo, llegando así a tener más de 800 trajes el meoncete . Puede competir con la mismísima Kardashian.

Al día siguiente nos levantamos temprano y seguimos con nuestro plan de visitar distintos sitios como el mercadillo  de cosas viejas, pero viejas viejas, que se encuentra al otro lado de la ciudad, en uno de las zonas más bohemias e interesantes de la ciudad. Allí cada uno se perdió entre los numerosos puestos del mercadillo en busca de pequeños tesoros, o simplemente por el gusto mirar todo lo que hay por allí. Mi adquisición fue un vinilo del maestro Peret, que  encontré perdido entre viejos vinilos de música clásica y viejos artistas franceses y belgas. El disco estaba en perfecto estado, pero seguro que nadie lo conocería al autor de el borriquito.  Por dos euros lo compré pasando de cualquier regateo. Feliz como una perdiz.

Seguimos caminando, pateando una cosa mala, encontrándonos numerosas fechadas pintadas con personajes de cómics conocidos por todo el mundo. Pequeñas grandes obras de arte en la calle. Más monumentos, más museos que se agrupan en zonas más abiertas, vistas de la ciudad, caótica pero viva y vuelta al centro en busca de un poco de calor y una buena sopita. Nos fuimos cargados de chocolate belga, alguna cerveza que otra y muchas ganas de volver a visitar la ciudad, ésta, y tantas otras que nos quedan por visitar de uno de los países vecinos más silenciosos y desconocidos de la Europa occidental.

Ahí dejo unas cuantas fotos más de la visita:

Y aquí dejo un enlace muy interesante realizado por un youtuber mexicano que explica de forma muy didáctica las peculiaridades de Bélgica y en concreto de Bruselas. Con una guía oficial incluida.

3 comentarios en “¿Porqué hay tantos españoles en Bélgica?

  1. Burdon el aventurero e historiador 🙂 aprendí un montón de cosas interesantes y vi un pedacito de Bélgica ¡gracias! ¿La película «Escondidos en Brujas» no vino a tu mente mientras andabas por ahí? Que en este caso se puede cambiar el nombre por «Perdidos en Brujas» jajaja. Saludos 🙂

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    1. De nada. Ya mismo empiezo a cobrar entradas por estos paseos por Europa, jeje… ¿Sabes que tengo otro viajecito próximo a la ciudad donde se «desmelenaron» los Beatles? Ahí lo dejo. 🙂

      ¡Oh!, ¡no conocía de nada esa película!, acabo de ver el trailer, buenos actores, ¡y qué bueno ver todo los sitios que visité de la ciudad! Gracias a ti por el apunte. Un gusto que te guste. 🙂

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      1. Entonces voy a ahorrar porque quiero seguir paseando 😉 Ohh, ese viaje va a ser igual de bueno. Más te vale que cantes alguna canción de Los Beatles cuando estés allá en mi nombre.
        Es una de mis películas favoritas (y tengo una lista bien larga), seguro que la disfrutas el doble porque estuviste en todos los lugares que ellos recorren. Saludos 🙂

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