Gas!

¿Hola?, ¿hay alguien por aquí?

Lo sé, la constancia es la clave, pero esas ganas de contar cosas, descubrimientos, lugares, música etc, ya pasaron, y más en estos dos últimos años con la pandemia, restricciones, toques de queda y un miedo pa el cuerpo que nos impide hacer planes libremente.

El caso es que, después de darle muchas vueltas si era buena idea o no, acabé comprando un billete de avión para Düsseldorf, la que fue mi casa, o algo parecido a ella, por poco menos de tres años. Despediré el año allí, si no me lo impiden los controles a última hora o viene un asteroide a Europa y acaba con todos nosotros.


Últimamente ya no escucho música, nueva música me refiero, no descubro cosas que me sacudan. Pero creo que para que me sacudan debo estar en el sitio adecuado, el momento adecuado… estar más inspirado viviendo cosas. Mi última gran inspiración ha sido explorar el Matarraña y sus alrededores y renovar una casa, que aunque tenga para aburrirme, está ya bastante bonita y lista para recibir visitas de amigos y familia.

Pero a lo que iba, se nota que llevo tiempo sin viajar lejos, más lejos, de conocer a gente con otras vidas, cosas que me activen y me animen a compartir por aquí lo que voy descubriendo. Aunque en parte lo escribo para que no se me olviden.

El caso es que hace unos años, vivía relativamente cerca de la frontera con los Países Bajos. Una de las cosas que más nos gustaba era viajar un finde al país de la piruleta e ir visitando sus ciudades, casi todas preciosas. Hay vida más allá de Amsterdam y Utrecht, os lo aseguro. Cada vez que volvíamos a Alemania era un bajón. Sólo pasar la frontera, todo se volvía más triste. Las casas, el cielo…

No sé si conté alguna vez por aquí que, en una de esas incursiones en el país vecino, de vuelta a Alemania ya, después de una fiesta homenaje al famoso festival de Woosdstock, conducía por una carretera serpenteante en medio de la oscuridad, rodeado de niebla y una fina lluvia que lo tapaba todo. Las condiciones climáticas me obligaban a aminorar la marcha para no salirme en una curva… hasta que veo que un coche me adelanta a todo trapo. Me fijo que era la policía y que unos cuantos metros más allá se echan a un lado. Pensé, ya les vale, ¿qué clase de maniobra es esa?, a eso que después de rebasarlos, se incorporan de nuevo a la carretera, adelantando a otro coches, y me vuelven a rebasar a mí, esta vez poniendo las luces de la policía y sacando las manos por el cristal dándome indicaciones inequívocas de que me apartara a un lado. – Shit!, es por mí! Bajé la ventanilla mientras pensaba cuanto hacía que me había tomado la última cerverza…creo que el suficiente tiempo. Me dan las buenas noches en alemán (llevaba matrícula alemana), me preguntan si hablo alemán, les digo que sí, «ein bisschen», me pregunta si hablo francés, le digo que sí, «un peu», me dice que él no, me encojo de hombros. – English? No, besser deutsch Me volvió loco con las preguntas de los idiomas. Hablaba lo suficientemente bien el alemán (ellos también), y el francés, para entender qué querían de mí. Me hicieron la prueba de al alcoholemia donde di negativo, o al menos no rebasé el límite y después me explican el motivo por el que me pararon, IBA DEMASIADO LENTO. Era la primera vez que un policía me invitaba literalmente que pisara más el acelerador y fuera más rápido, que estaba haciendo una cola atrás de coches. Juro que no se veía un pimiento por aquella carretera. Me simularon con sus manos la acción de pisar más el acelerador con un; gas!, gas! La madre que los parió. Así son los holandeses, o bien te abordan en mitad de la calle para hablar contigo porque te escuchan hablar español o te invitan a que vayas alegre por la vida por la carretera, son de traca.

Total, que a ver si podemos ver cositas por allí, aunque tengan unas grandes restricciones, al menos darnos un paseíto, y visitar algunas ciudades alemanas que me faltaron por visitar, que son muchas. Y a ver si el próximo año podemos viajar más a Francia, dibujar nuevas rutas, cagarla con mi francés, echarle morro al asunto y descubrir nuevos sitios, nuevas músicas, nuevos olores..

Os dejo uno de mis descubrimientos de cuando andaba por el Berner Oberland (Suiza), Jain, esta joven francesa que le da a la música electrónica, los ritmos africanos y todo lo que le echen. Ahora ya es bastante famosa, pero en su momento me encantó descubrirla. Os dejo uno de sus mayores éxitos, «Makeba», y «Lil Mama».

Pd. Lo sé, vaya pastiche de post. En mi línea.

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