Ayer hizo un día supercalifragilístico, y espialidoso también. Hizo un día de sol de los buenos de otoño. El paisaje es acojonante, tanto en Suiza como en Alemania. Justo cuando todavía no se han caído la mayoría de las hojas y hay una gama de colores rojos, naranjas, amarillentos y verdosos que dejan claro que estamos en todo el apogeo del otoño.
Visitamos Freiburg, a algo más de dos horas de Brienz. Pero el Freiburg de Alemania, el Freiburg o Fribourg de Suiza lo tengo ya más que visto, viví y trabajé allí durante un año. La idea era salir, turistear y aprovechar los precios irresistibles del país vecino. Comprar siempre es un gusto, repostar gasolina también, comer más de lo mismo, o pagar 2.90 euros por un capuchino a tope de todo es un gusto que bien merece la pena darse el paseo hasta allí.

Freiburg, es una ciudad del sur de Alemania, una de las puertas para adentrarse en la Selva Negra. Situado a unos 60 kms de Basel, osea, de Suiza. Es una ciudad llena de universitarios, se nota por el ambiente, y con muchas, muchas personas inundando sus calles empedradas. Por eso los llamo The Walking Dead, los muertos vivientes, los caminantes, pero en positivo. Van de aquí a allá. Sólo los que vivimos en Suiza podemos notar la diferencia del ambientillo de las ciudades de Suiza con las de Alemania. La gente de compras, tomando un café en las terrazas, tomando cualquier cosa en cualquiera de los muchos locales que hay, o simplemente pasear.
Me encantaría ir a la Gran Vía,sentarme en una terraza con una cerveza y ver pasar gente.
Martín en «Un franco, 14 pesetas»
Eso, precisamente eso es lo que añoro de mi país, ver a la gente, aquí todo es muy de puertas para adentro, salvo en sus 4 fiestas que son de tomar con pinzas. Entiendo perfectamente porqué se vuelven locos los ingleses, los alemanes, la gente de los países del norte cuando llegan a España. El sol, la playa, la gente en la calle, la espontaneidad, el cielo azul casi cada día. Pequeños detalles, que viendo la otra cara de la moneda, ganan en importancia si uno pudiera elegir dónde VIVIR , así, en mayúsculas.
Pero bueno, me dejo de soliloquios. Ahí dejo algunas fotos del día en Freiburg.
¡Hasta más ver!
¡Hola David! Soy Oscar (el de Mataro). Totalmente de acuerdo con lo que has escrito. No sé si es por el clima, cultura o qué, pero ese “vivir puertas adentro” es algo que llevan en el ADN y a veces a los del sur se nos hace un poco cuesta arriba. Un saludo y ¡muchos ánimos!
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¡Hola Oscar! Pues creo que tiene mucho que ver el clima. Y me resisto a esta tendencia, habiendo nacido en el Maresme, sé que la vida se puede vivir de otra manera más abiertos, más desprendidos. ¡Espero que el cambio sea en este aspecto sea para un poquito mejor! Gracias por los ánimos, ¡y por ser el primer comentarista del blog!
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