Macedonia

Últimamente me viene a la memoria, el recuerdo de haber trabajado con un macedonio. Suena de otro planeta pero no, era un ciudadano de Macedonia, actualmente llamada Macedonia del Norte, la de la antigua Yugoslavia, la otra Macedonia, es una región del norte de Grecia. Qué lío, ¿no?

Lo que iba contando, el macedonio y un servidor, como muchos otros, acabamos en el país helvético, trabajando duro para los suizos.

Lo bueno de haber vivido en el extranjero y haber trabajado por allá es que conoces gente de sitios tan dispares como Macedonia, que es el caso que nos ocupa. O en Alemania conocí a una chica nepalí, que estaba en el mismo curso de alemán que yo. Era indudablemente, muchísimo más aplicada y espabilada que yo en cuanto al aprendizaje del idioma.

El caso es que hablando, con este señor de Macedonia, de gesto serio, piel curtida y morena, pero agradable en el trato, el cual me llamaba Davide, como los italianos, porque hablábamos medio italiano medio alemán… me voy por la ramas. Al preguntar por sus playas, me corrigió y me dijo que su país no tenía nada de costas, era de interior. Sorpresa la mía. Macedonia me sonaba cuando estudiaba geografía y sabía que andaba por ahí, y que aparecía en los certámenes de Eurovisión, y poco más… pues resulta que tienen su propio idioma, el macedonio, parecido al búlgaro, creo, y el albanés, que es lengua cooficial.

Yo que me imaginaba Macedonia cercana a Xipre o Malta. Paraísos del mediterráneo (y fiscales también) que todo el mundo conoce de oídas, pero que seguramente la mayoría no conocemos sus secretos y encantos. Fabián C. Barrio, el conocido escritor y aventurero y José María Cano, el de «Hawaii-Bombay
Son dos paraísos, que a veces yo, me monto en mi piso»
(un poeta el colega) habitan en esas dos islas, respectivamente.

Total, que aunque haya echado el ancla, por voluntad propia, y por el rollo de la pandemia, me apetecerá seguir conociendo lugares y sus gentes como Macedonia, en medio de un montón de culturas, haciendo honor a su nombre.

Es en los sitios más inverosímiles, donde a veces aparecen gente que se come con patatas medio mundo, como Alejandro Magno. Rey de Macedonia y, luego, dando un paseíto en busca de tabaco, se le fue de las manos y conquistó media Asia, Egipto y todo lo que se le pusiera por delante. Un tipo que además de ser un gran guerrero y discípulo de un gran filósofo como Aristóteles, fue un precursor de los mass media. ¡Ríete tú de Dalí y sus mojigangas en la tele! Mandaba esculpir numerosas estatuas a su semejanza, esculturas y pinturas, para asegurarse de que pasaría a la historia y recordasen su cara. ¡¡Y todo esto ha salido de un postre!!

Artículo de El País: Macedonia del Norte, un secreto balcánico.

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