El fado es la expresión más conocida internacionalmente de la música portuguesa. En el fado se expresan las experiencias de la vida a través del canto. Generalmente lo canta una sola persona, acompañado por la «viola» (guitarra española) y la guitarra portuguesa. Los temas más cantados en el fado son la melancolía, la nostalgia o pequeñas historias del vivir diario de los barrios humildes, pero especialmente el fatalismo y la frustración. (fuente: Wikipedia)
Si tuviese que describir mi vida de estos últimos tiempos en un género musical, sin duda sería el fado. El faro rezuma melancolía, nostalgia, y como dice la fuente de wikipedia sobre el género, se mete en un lodazal de fatalismo y frustración. Aunque no siempre, en toda regla existe una excepción, y en el fado, una de esas excepciones es António Zambujo. Reconocido cantante portugués que comenzó cantando fado, pero que acabó abriéndose o más bien rindiéndose a los encantos musicales de Joao Gilberto, Nina Simone, Caetano Veloso, Chet Baker… Bossa nova, jazz… todo lo que le conmueva y le llegue. Toda esa apertura de miras la ha adoptado de forma natural en su música, convirtiéndose sin querer en un transgresor del fado.
António canta suave, como todos los fadistas, de voz extraordinariamente bella, dando valor e importancia a cada una de las palabras que sale por su boca, disfrutando como reconoce él mismo, de su música, para luego contagiar irremediablemente al público que lo escucha.
Es curioso como proviniendo de un país vecino, no sea conocido, al menos no para el gran público en nuestro país. Cuando lo adoran en el resto de Europa y Brasil, y no es para menos. Si algo bueno tuvo trabajar durante cinco años con portugueses, es que conozco ligeramente la manera de ser de nuestros vecinos, su idosincrasia, sus manías y anhelos, su lengua, bella y melancólica con tan sólo oírla. Escuchando a Zambujo, tengo ganas de nuevo de visitar el sur, y meterme de lleno a descubrir Portugal y a sus gentes, pero no el extranjero, sino en su casa.
A todo esto, hablando de casas, vuelvo a casa. Antes de las fiestas de navidad ya estaré instalado en España de nuevo. Con los sentimientos encontrados por las personas que dejo de nuevo aquí, pero con la ilusión de hacerme un hueco y darle la vuelta a la tortilla. Que el mango de nuestra sartén la tenemos en nuestro poder, y hay que darle la vuelta las veces que haga falta a la tortilla. Cualquier cosa menos quemarla.
Tenemos pendientes dos escapadas por Alemania que me gustaría documentar por aquí, para los amantes de los viajes, por eso de compartir experiencias. De momento y a la espera de nuevos viajes y visitas, os dejo con otra verdadera experiencia, escuchar a António Zambujo cantar sus fados transgresivos.
Con el virtuoso guitarrista brasileño Yamandú Costa, y acompañado de la dulce voz de Roberta Sá.
Con Mon Laferte, cantando en castellano. Cuanto arte y sentimiento junto.
Y aquí la canción que me hizo tirar del hilo y descubrir a este pedazo de artista. Guia.