Ponga una motosierra en su vida

Hoy marcaré el día como el día que me compré mi primera motosierra.

Después de llevar años trabajando con motosierras, cortando árboles, maderas, tablones, leña… ha llegado el momento de comprarme una propia para cortar adecuadamente todos los troncos de olivos y almendros que recojamos del campo para calentar este invierno la casa. He estado preparando los últimos meses la bodega, dotándola de más luz, que parecían las cavernas de Montecristo, enchufes para mis máquinas, una mesa sacada de un antiguo portón de varios cientos de años para trajinar todas las herramientas que uno necesita, para ser autosuficiente. Me faltan muchas para ser un viejo cebolleta a lo Clint Eastwood en Gran Torino, pero la motosierra era algo esencial.

En estos días en los que amenazan por la caja tonta que podemos sufrir un apagón en Europa, que los precios de la luz, el gas y todas las energías están por las nubes, saber que tienes una forma de calentar tu casa de una forma tan natural como la leña es un respiro. Creo que mis mejores siestas han sido cerca de una buena estufa de leña. Ese ruido del crujir de la madera quemándose, ese calorcito… saber que fuera llueve o nieva y tú estás a resguardo en tu casa, como la hormiga que se ha preparado para el invierno, es de lo más satisfactorio.

Tengo un okupa en casa

El otro día, terminando de rematar unas paredes de piedra, se me hizo de noche mientras recogía todo. Fue entonces cuando apareció mi okupa de la bodega, un murciélago que despertó de su guarida y se encontró con la bodega llena de luz. Se volvió loco buscando la salida, cegado por la claridad. El grito de terror que solté al revolotear delante de mis narices se debió escuchar en todo el Matarraña. A todo esto, no paga alquiler, pero a cambio me mantiene limpia la bodega de otros bichos.

Para bicho él.

Uno no es muy diestro con la motosierra, corto y ya, pero hay verdaderos artistas con estas máquinas. Aquí tenéis una serie de fotos de tallas de madera con la motosierra. Son echas en la escuela de talla de madera de Brienz, famosa en Europa por ser una de las mejores. La mayoría de tallas que se ven las he visto puesto que viví un año y pico en el idílico pueblo bernés (Suiza).

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