Este fin de semana me escapé a Barcelona con la excusa de asistir al concierto que daba la banda de mi hermano, Tiger Mosquito,  en la emblemática sala Sidecar de Barcelona. En el mismo corazón de la ciudad condal, sitiada de turistas en busca de las emociones que promete una ciudad tan vibrante y cosmopolita como Barcelona

El concierto salio rodado.  Descargaron toda su artillería de Motorpop, como lo denominan. Una mezcla de rock, punk, garaje… Los 3 días y algo que estuve se pasaron volando. El domingo por la noche salía mi vuelo. Me presento en la T1 del aeropuerto. Me llega un mensaje, se retrasa mi vuelo dos horas. Veo a mi alrededor y pasa lo mismo para el vuelo de Granada, aún peor,  pierden el enlace para su siguiente vuelo. Los de Ibiza peor, los meten en el avión por 2 horas y los sacan de nuevo otras 2 horas. Los ánimos de caldean… en fin, hubo suerte para nosotros los de Palma y después de una hora y media de retraso partimos por fin. Busco la furgoneta de Park Fly donde dejé mi coche. El servicio es perfecto, fácil y barato. Me monto en el coche, a la medianoche, y es ahí, en mitad de la noche mallorquina, donde en Radio1,  suena una versión del «Paloma Negra» de Chavela Vargas cantada por una tal Bambikina. Adoro esa canción, si saben cantarla. Bambikina la hace suya, crea la magia. La música es la leche, qué momentos más mágicos. Cada vez tengo menos capacidad para sorprenderme o que me cautiven, falta de atención, el mal de nuestros tiempos. Bambikina rompió esa tendencia y consiguió toda mi atención y admiración. Ahí va.

Después, investigando, me encuentro con este original videoclip de un tema suyo, Escorpiones de Tequila. Es como una película de Tim Burton. Curradísimo. Y la canción una chulada. Hacía tiempo que no escribía sobre música por aquí. Bienvenidos y bien hallados a la sección más vieja desde mis inicios en los blogs. Musicopatía.