La parcelita (la noche noche)

Cayetano permanece en la cama, fumando, observando el sugerente vaivén de las cortinas al compás de la brisa la noche. Los lunáticos, los colonos de la luna, tienen un sofisticado sistema de iluminación en sus fincas. Emulan el día y la noche para establecer horarios de actividad y descanso. A la noche la llaman «la noche noche».

Después del día de la lluvia de estrellas y de la pintada en la puerta de casa, me puse a pensar en quién podría haber escrito aquello. ¿Serían Marijose y JoseLuis, mis cuñados?, ¿serían aquella pareja de señoras de los Testigos de Jehová que llamaron a la puerta hace un par de meses? Venían embutidas en sus trajes de astronauta, sus escafandras y sus prospectos donde contaban las bondades del cielo y de lo temible del apocalipsis. Decían que venían a propagar la palabra del señor. Eso fue lo que acertaron a decir. Yo juraría que les devolví el librito, justo antes de cerrar la puerta sin mediar palabra.

  • Cayetano. (voz ronca)
  • ¿Quién es? ¿quién anda ahí?
  • ¿No lo adivinas? Osea…por favor. (voz nasal)
  • ¿Caro?, ¿Carolina eres tú? ¿Donde estáis?
  • ¡Y una leche! (voz ronca) somos nosotros los que queremos respuestas, nos abandonaste, nadie fue en nuestra búsqueda.
  • ¿Borja? ¿Carolina? ¡estáis vivos! pensaba que os habríais precipitado con los quads por en algún cráter o os habría pillado una tormenta lunar. ¿Pero dónde estáis? porqué no os puedo ver?

(aparece una silueta de gran cabellera ondulada)

  • Hemos visto cosas que ustedes, personas ingratas, no creerían. Naves de ataque ardiendo mas allá de Orión. He mirado rayos-C brillando en la oscuridad en la Puerta de Tannhauser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir.
  • Es hora de que te acuestes Borja. Ya está bien de parafrasear la escena del replicante de Blade Runner.

(aparece una silueta de menos envergadura y harapos improvisados)

  • Cayetano, soy Caro sí. Llevamos 5 meses vagando por la luna desde que nos perdimos con los quads. Luisito murió al día siguiente. Bueno no, lo matamos porque era cuestión de supervivencia. Necesitábamos hacer una buena barbacoa y también necesitábamos sus bombonas de oxigeno, compréndelo…
  • Un momento, un momento, ¿¿que matasteis a Luisito??
  • Sí jo… era él o nosotros. Además, era un pesao, y tú lo sabes. No callaba ni debajo del agua.
  • Eso es verdad… Pero bueno, pasad, pasad, poneos cómodos que os preparo unos martinis y me contáis con más calma.

Borja y Carolina eran aquellos amigos que invité junto a Luisito en aquella party que di el día de la inauguración de la parcelita. Ellos son pareja, Luisito es primo de Borja. Bueno, era. Me contaron que, efectivamente, perdieron de vista el grupo de invitados que iban en quad y luego ya no supieron ubicarse. Vagaron con sus quads hasta que se les acabó el combustible. Llegaron hasta la otra cara de la luna, donde descubrieron un inmenso lago, tan grande como el lago Leman de Suiza. Anda que no hicimos fiestas allí. Luisito desde que se perdieron no hacía otra cosa que dar la tabarra y pensar en de qué manera podían morir. No llegó a acertar sobre su propia muerte, pobre. Después del trágico suceso, que me ahorro de contar aquí, Borja y Caro se acercaron a aquel lago misterioso que ninguno de los investigadores había descubierto antes.

Cuando llegaron a los pies del lago, vieron justo en el centro de él algo parecido a cuerpos metálicos. Cuando llegaron hasta allá descubrieron que eran antiguos satélites, rusos y americanos, incluso chinos. Chatarra espacial. Parece ser que las tormentas lunares arrastraron justo hasta ese mismo punto toda aquella morralla. Entre toda aquella chatarra encontraron botellas de oxigeno, un depósito intacto con oxigeno de reserva, comida en forma de capsulas proteínicas imperecederas y una pequeña nave que podía sobrevolar a ras de tierra por ondas magnéticas. No sabían como volver pero tenían todo lo necesario para intentar volver a la urbanización. Se convirtieron en piratas espaciales. Incluso tuvieron que enfrentarse a otros humanos, perdidos como ellos, que querían sus pertenencias. Borja se convirtió en un improvisado Mad Max, se hizo una lanza y un hacha con piezas de los satélites con el que defenderse de sus posibles atacantes, y Caro era el cerebro, la que evaluaba cada situación y tomaba las decisiones. Y aquí los tengo, por la tercera ronda de martinis y sin saber si me querrán arrancar la cabeza como a todos los que se cruzaron en su camino.

Lawan sale de su habitación en la planta de abajo abrochándose el batín, con cara somnolienta, mirando hacia arriba.

  • Señol Cayetano, ¿todo bien?
  • Sí Lawan, tengo una fiesta improvisada. Todo bien, puedes seguir durmiendo.

¡Pipiri pip pip pip!

«Caye, ya estoy aquí, pasa a buscarnos al aeropuerto. Estoy deseosa de contártelo todo»

Susto o muerte. Este par de descerebrados o Pitita. ¿Pero qué he hecho yo para merecer esto? Esta noche noche se me antoja eterna.

Un comentario en “La parcelita (la noche noche)

  1. Jajaja, los testigos van hasta la luna, es imposible esquivarles ¡incluso en el espacio!
    Borja me cae bien, se ganó mi simpatía con la frase de Blade Runner. Aunque lo del canibalismo es cuestionable.
    Ohhh, se avecinan más quebraderos de cabeza para Cayetano ¡genial!, es decir ¡uy, que pena!
    Saludos 🙂

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